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Alerta por mildiu en Montilla-Moriles tras las lluvias del pasado viernes

Las irregulares precipitaciones registradas en la tarde-noche del pasado viernes 23 de mayo han encendido las alarmas en la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles. Así lo recoge el último boletín técnico elaborado por el Aula de Viticultura del Consejo Regulador, en el que se advierte de una gran diversidad en el estado sanitario de las viñas, especialmente en lo relativo al mildiu, una de las enfermedades criptogámicas más devastadoras para el viñedo si las condiciones climáticas le son favorables.


Conocido también como añublo o mildeo en otras regiones, el mildiu es un hongo parásito originario de América que puede ocasionar graves daños en hojas, brotes, tallos y racimos, comprometiendo incluso la totalidad de la cosecha. Y es que su desarrollo está íntimamente ligado a la humedad y a las temperaturas suaves, por lo que episodios de lluvia como los del pasado viernes —con registros de entre 5 y hasta 20 litros por metro cuadrado en algunos pagos— han favorecido la aparición de manchas que, en los casos más avanzados, ya presentan pelusa.

En ese sentido, la ingeniera agrónoma Ángela Portero, responsable del Aula de Viticultura, advierte que "en las viñas en las que llovió el día 23 de mayo, se verán nuevas manchas sobre el sábado 31 de mayo, aunque si las temperaturas superan los 35 ºC se inhibe el desarrollo del hongo".

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No obstante, añade que la elevada variabilidad de condiciones entre pagos y la dificultad de establecer una recomendación única ha llevado al Aula de Viticultura del Consejo Regulador a emitir una serie de pautas claras para que los viticultores evalúen cada parcela de manera individual.

Por ello, se recomienda encarecidamente recorrer el viñedo y observar detenidamente qué ha ocurrido tras las lluvias. Las acciones que se pueden tomar varían en función del estado de la planta y de si las manchas observadas presentan pelusa, un signo claro de que el hongo está activo.

En parcelas donde se registraran lluvias el pasado 23 de mayo y se detecten manchas con pelusa, se debe actuar de inmediato. En estos casos, el Consejo Regulador subraya la necesidad de emplear productos sistémicos con acción preventiva y erradicante, como Benalaxil M, Metalaxil, Oxatiapiprolina o Iprovalicarb, con tiempos de acción que van de tres a seis días. Primero debe detenerse el desarrollo del hongo ya presente, para evitar que aparezcan nuevas infecciones, especialmente si vuelve a llover el próximo sábado.

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En cambio, si las manchas aparecidas tras la lluvia del 23 de mayo no presentan pelusa, se recomienda esperar entre ocho y nueve días antes de aplicar el tratamiento, siempre con productos sistémicos y penetrantes. De igual modo, si no se registraron lluvias ese día y tampoco hay pelusa visible en las manchas, no se debe tratar, aunque sí mantenerse alerta a las próximas previsiones meteorológicas y a la posible aparición de síntomas.

El boletín también informa de la presencia del insecto conocido como "esfíngido de la vid", una generación procedente de África que se dirige al norte. Su detección debe centrarse en rodales con orugas pequeñas y numerosas, especialmente si se observa su característica estructura en espiral.

Por otro lado, el documento incluye recomendaciones para el tratamiento del oídio, otro hongo común en estas fechas. En este caso, se aconseja aplicar azufre en polvo o pulverizado, tanto antes como durante la floración, especialmente si se prevé una subida de temperaturas por encima de los 35 ºC, umbral que inhibe el desarrollo del mildiu pero que puede favorecer el del oídio.

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Además del monitoreo de enfermedades y plagas, el boletín recoge observaciones fenológicas, indicando que entre el 17 y el 23 de mayo de 2025 las viñas de Montilla-Moriles se encontraban entre plena floración y cuajado en los pagos más adelantados, y entre el inicio y la plena floración en los más atrasados.

Ángela Portero recuerda que una detección precoz y una comunicación inmediata de los síntomas del mildiu son esenciales no solo para reducir los costes de tratamiento —que se encarecen considerablemente si se recurre a productos sistémicos—, sino también para minimizar el impacto ambiental, promoviendo una producción más sostenible.

Con esta nueva alerta, el Aula de Viticultura vuelve a desempeñar un papel clave en la vigilancia fitosanitaria del viñedo, ofreciendo a los viticultores información técnica actualizada y pautas prácticas que permiten anticiparse a los riesgos y proteger la calidad de la producción en una zona vitivinícola de gran prestigio como Montilla-Moriles.

JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

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