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Aureliano Sáinz | Discos y portadas (15)

Si se hiciera una encuesta entre la gente con ciertos conocimientos de arte y en la que se preguntara por el dibujante más famoso de todos los tiempos, estoy seguro que, sin lugar a dudas, la encabezaría Escher, es decir, Maurits Cornelis Escher, el artista holandés mundialmente conocido por sus singulares representaciones espaciales.



No voy a extenderme en su biografía y en la descripción de su obra, pues hace algún tiempo publiqué un par de artículos [Espacios imposibles: Escher (1) y (2)], por lo que es posible consultar la trayectoria de este genial dibujante y grabador que fue la admiración de los matemáticos por sus estudios acerca de las representaciones en las que la geometría tenía un lugar especial.

¿Pero qué tiene que ver la obra de Escher dentro de la serie de ‘Discos y portadas’ que cada cierto tiempo ve la luz en estas páginas digitales?

La razón proviene de la exposición antológica que de este artista se realizó en la Palacio de Gaviria que se encuentra en pleno centro de Madrid, muy cerca de la Puerta del Sol. Inicialmente estaba previsto que fuera desde el 2 de febrero hasta el 25 de junio, pero debido al éxito de asistencia se prorrogó hasta principios de septiembre. Allí se mostraba una amplia representación de sus trabajos, junto con algunos de los diseños que se han llevado a cabo a partir de algunos de sus grabados.

Aunque yo ya tenía un cierto conocimiento del uso de los trabajos de Escher y su traslación a las portadas de discos de distintos grupos o intérpretes, me resultó muy grato encontrarme con una selección de fundas de elepés que habían tomado las ideas del dibujante holandés o directamente sus grabados como motivo para que fueran las imágenes de los discos.



Allí, por ejemplo, estaba Ummagumma, el doble elepé que el grupo británico Pink Floyd lanzara en 1969, una vez que Syd Barret lo había abandonado. Quienes conocen la larga historia de este legendario grupo sabe que estamos hablando de un disco seminal, en el que se encontraban muchas de las ideas musicales que germinarían en sus posteriores trabajos.

¿Y por qué se incluía esta portada diseñada por Storm Thorgerson y Aubrey Powell a partir de distintas fotografías que habían tomado del cuarteto? La razón es que ambos diseñadores de basaron en los espacios repetitivos que visualmente se alejan creando una sensación de espacio profundo y que aparecen de forma reiterativa en los trabajos de Escher, tal como podemos observarlos cuando nos encontramos en una habitación cuyas paredes son espejos. No es, pues, una aplicación de alguno de los grabados de Escher, sino, tal como apunto, un acercamiento a los conceptos visuales plasmados por el dibujante holandés.



Una de las famosas litografías de Escher es la denominada Reptiles y que realiza en el año 1943, en plena Segunda Guerra Mundial. En blanco y negro, y sobre una cartulina, encontramos una composición en la que se muestra dibujado un conjunto de reptiles de manera complementaria, de modo que, en la parte inferior, uno de ellos comienza a salirse de la lámina y a adquirir volumen para que transformarse, a continuación, en otro que sube sobre un libro cerrado, como parte de una fila de los mismos que pasan por distintos objetos hasta que, finalmente, acaba por incorporarse en conjunto inicial.

Pues bien, esta composición fue elegida por el grupo británico Mott the Hoople para sacar a la luz pública, en 1969, su primer elepé. Bien es cierto que la portada del disco aparece a color, al tiempo que tiene que adaptarse a un formato cuadrado el encuadre de una obra que originalmente es rectangular, por lo que no se ve con toda claridad el proceso o metamorfosis de los lagartos.



La vida de Mott the Hoople fue bastante breve, ya que abrirse camino entre las grandes bandas que por entonces reinaban en el rock británico era una aventura de fuerte calado. Así pues, en 1976 lanzaron su último disco, aunque, como acontece con algunos grupos, al cabo de los años sacan al mercado algún otro trabajo como consuelo de los nostálgicos. De este modo, en el 2009 tuvieron una actuación en directo en el Hammersmith Apollo londinense y que fue grabada para ser editada.

Pero, como es habitual, el alma mater del grupo, antes de su disolución, suele iniciar un camino en solitario. Eso fue lo que sucedió con quien fuera el vocalista de la banda, Ian Hunter, que graba en 1975 su primer trabajo sin sus antiguos compañeros. Para la imagen de la portada acude, otra vez, a un trabajo de Escher, tomando como referencia uno de los dos rostros que aparecen en su litografía Lazo de unión de 1956, tras hacer una interpretación personal de la misma y añadiéndole color, dado que el original es en blanco y negro.



En el complejo universo musical, hay grupos que son como estrellas fugaces: aparecen y, al poco tiempo, desaparecen como si hubieran sido tragados por un agujero negro. Es lo que aconteció con el grupo estadounidense de rock progresivo The Mandrake Memorial que sacando a la luz su primer trabajo en 1968, acaba su corta vida en el año siguiente con su tercer elepé titulado Puzzle.

Curiosamente, los trabajos de estas ‘estrellas fugaces’, con el paso del tiempo, se convierten en cotizadas piezas de coleccionistas. Es lo que ahora acontece con el tercero y último trabajo de The Mandrake Memorial, cuyos cuatro miembros acudieron a la litografía Escaleras de Escher del año 1951 para la carátula de su elepé. De este modo, en la portada, realizada a color, encontramos a una especie de gusano, con cabeza de robot, grandes ojos y de color amarillento, que se desliza en grandes grupos por un espacio azul construido con escaleras pétreas en una especie de movimiento infinito.



Posiblemente, la obra que ha generado mayor admiración de las realizadas por Escher es la titulada Escaleras arriba y escaleras abajo, litografía del año 1960. Y es que el espectador que contempla la parte superior de la torre en la que aparecen dos grupos de encapuchados, uno subiendo y el otro bajando eternamente por una escalera que se cierra por sí misma, no acaba de comprender cómo es posible que se dé este fenómeno contrapuesto. El truco se encuentra en una deformación de la perspectiva de la torre que es disimulada por el conjunto arquitectónico que se le añade para que no se perciba el mismo.

Pues bien, el grupo de jazz-rock italiano Bauhaus grabó en vivo, en 1974, un disco titulado Stairway to Escher que, curiosamente, no vio la luz sino hasta el 2003. Casi treinta años después de que realizara la grabación sale al mercado tomando como portada la famosa torre de Escher. La confusión que se suele generar con este grupo es que también existió una banda británica con el mismo nombre, allá por los inicios de los ochenta, aunque su estilo estaba alejado del que llevaba la banda italiana.



En el año 1989 salió a la venta el disco de la banda británica The Sun and the Moon con el título de Alive; Not Dead en cuya portada aparecía una xilografía, es decir, un grabado realizado en plancha de madera, titulado Estrellas.

Esta xilografía la realizó Escher en 1948, y en ella vemos a un par de camaleones en una especie de jaula formada por una estructura de tres octaedros que imitan a una estrella que flota en un espacio negro en el que se encuentran otras flotando formas geométricas.



Si seguimos la pista de The Sun and the Moon, comprobaríamos que eran unos entusiastas de los trabajos que había realizado el artista holandés. Esto lo podemos apreciar en su elepé en directo Live in London '89 del que se extrae como single de promoción su tema The Speed of Life.

Pues bien, para portada de este single, el grupo acude a la reinterpretación de una litografía del diseñador holandés, del año 1953, titulada Relatividad. En la imagen se funden tres espacios distintos, tratados a color, y en la que se han suprimido las figuras caminando o subiendo las escaleras que Escher había plasmado en su obra original. Hemos de apuntar que sería imposible construir en la realidad tridimensional este espacio, y que solo es factible contemplarlo en una superficie de dos dimensiones.



Cierro este recorrido por la selección de portadas de discos basada de las obras de Maurits Cornelis Escher con la de un dúo estadounidense formado por Paul Beaver y Bernie Kraus, y que adoptaron sus apellidos como nombre, es decir, Beaver & Kraus. Su estilo se encuadraba dentro de la música electrónica; y, puesto que surgieron en el año 1967, podemos afirmar que fueron pioneros en esta modalidad musical.

Tres años después de su primer trabajo, es decir, en 1970, publicaron In a wild sanctuary, de modo que para la portada del mismo acuden a una litografía de Escher de 1955 titulada Tres mundos. La misma nos sugiere un ambiente otoñal, en el que el agua ha cubierto el suelo, de modo que se aprecian las hojas caídas de los árboles flotando, al tiempo que un pez aparece en primer plano.

AURELIANO SÁINZ
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