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Manuel Horcas recrea la 'traslación' de la Virgen de Guadalupe tras la ampliación de su capilla el año 1617

El cronista oficial de la Villa de Baena, Manuel Horcas Gálvez, recreó ayer en una conferencia el origen de la capilla y la traslación de la imagen de la Virgen de Guadalupe dentro de los actos que la Asociación de Nuestra Madre y Patrona la Virgen de Guadalupe celebra este año para conmemorar su cuarto centenario (1617-2017).

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Horcas inició su ponencia remontándose a comienzos del siglo XV para describir la Ermita de San Sebastián, antecedente de lo que hoy conocemos como Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe. El doctor en Historia explicó que aunque se desconoce su identidad, dos mancebos –probablemente un pintor y su ayudante– pudieron pintar la virgen en 1490: "eran hombres que manejaban los pinceles como los ángeles". La pintura se hizo en la pared que daba al exterior de la ermita, de ahí que los fieles construyeran una pequeña capilla para que el fresco no quedara a la intemperie.

Según el historiador, con el paso del tiempo, siendo Prior Fray Andrés de Molina, se decidió ampliar las capillas del templo, ya que todas las que se situaban en ese lateral –la de la Virgen del Rosario, la de los Dominicos y la de la Virgen de la Cabeza– tenían un acceso común. De esta forma, para entrar directamente a la capilla de la Virgen de Guadalupe se llevó a cabo una restauración y la apertura de los arcos para que cada capilla tuviera un acceso individual, incluida la de la Cofradía de la Virgen de Belén, que ocupaba el espacio donde hoy se ubica Nuestra Señora de las Angustias.

Al ampliarse la capilla la venerada imagen de la Virgen sentada con el Niño sobre sus rodillas quedó desplazada, de ahí que se recurriera a un albañil para centrarla. En un primer momento el obrero rechazó el encargo temeroso de que el muro se desmoronara, pero al quedar paralítico durante siete años prometió a la virgen que si sanaba trasladaría la imagen sin daños. Así ocurrió en el año 1617.

Horcas mostró una reconstrucción de cómo quedó la capilla, que se cubrió con un artesonado de estilo mudéjar similar al del altar mayor. El primer retablo de la Virgen de Guadalupe contaba con dos elementos pictóricos predominantes: la imagen de la Patrona de Baena y el rostro de un Ecce Homo muy parecido al Jesús de la Ventana que procesiona la noche del Miércoles Santo. En la primera mitad del siglo XVIII se sustituyó por el retablo barroco actual, que se ha mantenido hasta nuestros días prácticamente sin modificaciones.

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REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL


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