El escritor Manuel Espejo Jurado pronunció ayer un emotivo pregón de Semana Santa. Teniendo muy presente en todo momento el Evangelio, el hilo conductor de su parlamento fue el relato de un baenense que vuelve a su tierra natal para vivir con júbilo los días grandes de la ciudad. "Aquí nos tienes Baena, somos tus hijos pródigos que volvemos al calor de nuestras familias, de nuestros amigos, y al calor de lo más grande y lo más bueno que en San Francisco tenemos, la mirada tierna y noble de Nuestro Padre Jesús Nazareno".
Presentado por el pregonero de 2015, Vicente Mejías, quien destacó de él su sencillez y bondad, Espejo inició su ponencia con un expresivo agradecimiento a su familia, en especial a su mujer, Lourdes Tamajón Flores, también pregonera en el año 2009. Pronto dejaría entrever cuales serían los dos puntales de su alegato: la añoranza de un emigrante baenense por su Semana Santa y el significado para el cristiano de las Sagradas Escrituras.
"Mi Domingo de Pasión lo vivo con el corazón dividido", exclamaba Jurado, que iniciaba un metafórico viaje desde la ciudad en que actualmente reside, una Fuenlabrada sin Entrada Triunfal, que le conducía hasta Baena para vivir su Semana Grande. En él mostraba la impaciencia y el ímpetu por llegar; la "alegría perpetua" que siente cuando pisa Baena. "Baena me llama de nuevo y lo ha hecho en Semana Santa". Era un auténtico relato de sus experiencias vitales, las de su familia y amigos durante la semana más esperada por todos los baenenses.
Espejo hizo gala de su privilegiada escritura y con la mano en el corazón en más de una ocasión mostró su lado más humano al recordar los reencuentros con sus paisanos, la forma de enseñar el toque de tambor y el sentir semanasantero a su nieto, "las costumbres más arraigadas que nacen y mueren en esta Semana Grande", el simbolismo de los Oficios, sus anécdotas con la Hermandad de las Virtudes y los momentos más íntimos con sus hijos Antonio y Francisco en las mañanas de Viernes Santo.
Con un Teatro Liceo repleto y un escenario presidido por las Virtudes de la Fortaleza y la Templanza, el pregonero se detuvo en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo para describir el sentir de los baenenses ante la imagen de Nuestro Padre Jesús del Huerto, los primeros rayos de sol del Día del Amor Fraterno, las "cadenas sigilosas que se arrastran sobre el suelo" en el Silencio, la espera en San Francisco de Jesús Nazareno, la rebelión de un pueblo entero "conmovido por la pena" y la Resurrección de Cristo.
Alternando en todo momento la prosa y el verso, Espejo invitó a llevar el Evangelio al mundo entero recreándose en algunos pasajes bíblicos. "Creed en la Resurrección hijos de Baena, que sea vuestro ejemplo la Semana Santa". Durante sus 80 minutos de pregón, el protagonista del Domingo de Pasión baenense hizo referencias al año de la misericordia, la fe de Jesucristo y el verdadero significado de ser cofrade, el amor al prójimo.
Siguiendo el hilo conductor de su pregón, Manuel Espejo concluyó con su particular viaje de regreso. Con un canto final a Baena, el pregonero narró el momento amargo de partir hacia otra tierra en la mañana del Domingo de Resurrección. "Ahí te dejo Baena, me marcho con esta bendita imagen y el sonido de mis tambores, en el camino, acompañándome. Ahí te dejo Baena, no creas que voy a olvidarte, sabes que te llevo dentro del alma y cuando pronuncio tu nombre, es como si fueses de mi vida, mi único estandarte".
El presidente de la Agrupación de Cofradías, Juan Carlos Roldán, aprovechó el último pregón de su mandato para mostrar su agradecimiento por tener la oportunidad de representar a toda la Semana Santa de Baena durante 12 años, ocho de ellos como presidente. "Ha sido un gran privilegio a nivel humano, como experiencia de vida", explicó Roldán, que animó a todos a trabajar por nuestra Semana Santa, asegurando que "hoy más que nunca hacen falta personas comprometidas".
Por último, la tercera teniente de alcalde, Lola Cristina Mata, mostró visiblemente emocionada su agradecimiento al pregonero y a su familia por "abrirnos el pórtico" a la Semana Santa de Baena. "Me siento profundamente orgullosa de ser baenense y tenerte como amigo", concluyó.
Presentado por el pregonero de 2015, Vicente Mejías, quien destacó de él su sencillez y bondad, Espejo inició su ponencia con un expresivo agradecimiento a su familia, en especial a su mujer, Lourdes Tamajón Flores, también pregonera en el año 2009. Pronto dejaría entrever cuales serían los dos puntales de su alegato: la añoranza de un emigrante baenense por su Semana Santa y el significado para el cristiano de las Sagradas Escrituras.
"Mi Domingo de Pasión lo vivo con el corazón dividido", exclamaba Jurado, que iniciaba un metafórico viaje desde la ciudad en que actualmente reside, una Fuenlabrada sin Entrada Triunfal, que le conducía hasta Baena para vivir su Semana Grande. En él mostraba la impaciencia y el ímpetu por llegar; la "alegría perpetua" que siente cuando pisa Baena. "Baena me llama de nuevo y lo ha hecho en Semana Santa". Era un auténtico relato de sus experiencias vitales, las de su familia y amigos durante la semana más esperada por todos los baenenses.
Espejo hizo gala de su privilegiada escritura y con la mano en el corazón en más de una ocasión mostró su lado más humano al recordar los reencuentros con sus paisanos, la forma de enseñar el toque de tambor y el sentir semanasantero a su nieto, "las costumbres más arraigadas que nacen y mueren en esta Semana Grande", el simbolismo de los Oficios, sus anécdotas con la Hermandad de las Virtudes y los momentos más íntimos con sus hijos Antonio y Francisco en las mañanas de Viernes Santo.
Con un Teatro Liceo repleto y un escenario presidido por las Virtudes de la Fortaleza y la Templanza, el pregonero se detuvo en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo para describir el sentir de los baenenses ante la imagen de Nuestro Padre Jesús del Huerto, los primeros rayos de sol del Día del Amor Fraterno, las "cadenas sigilosas que se arrastran sobre el suelo" en el Silencio, la espera en San Francisco de Jesús Nazareno, la rebelión de un pueblo entero "conmovido por la pena" y la Resurrección de Cristo.
Alternando en todo momento la prosa y el verso, Espejo invitó a llevar el Evangelio al mundo entero recreándose en algunos pasajes bíblicos. "Creed en la Resurrección hijos de Baena, que sea vuestro ejemplo la Semana Santa". Durante sus 80 minutos de pregón, el protagonista del Domingo de Pasión baenense hizo referencias al año de la misericordia, la fe de Jesucristo y el verdadero significado de ser cofrade, el amor al prójimo.
Siguiendo el hilo conductor de su pregón, Manuel Espejo concluyó con su particular viaje de regreso. Con un canto final a Baena, el pregonero narró el momento amargo de partir hacia otra tierra en la mañana del Domingo de Resurrección. "Ahí te dejo Baena, me marcho con esta bendita imagen y el sonido de mis tambores, en el camino, acompañándome. Ahí te dejo Baena, no creas que voy a olvidarte, sabes que te llevo dentro del alma y cuando pronuncio tu nombre, es como si fueses de mi vida, mi único estandarte".
El presidente de la Agrupación de Cofradías, Juan Carlos Roldán, aprovechó el último pregón de su mandato para mostrar su agradecimiento por tener la oportunidad de representar a toda la Semana Santa de Baena durante 12 años, ocho de ellos como presidente. "Ha sido un gran privilegio a nivel humano, como experiencia de vida", explicó Roldán, que animó a todos a trabajar por nuestra Semana Santa, asegurando que "hoy más que nunca hacen falta personas comprometidas".
Por último, la tercera teniente de alcalde, Lola Cristina Mata, mostró visiblemente emocionada su agradecimiento al pregonero y a su familia por "abrirnos el pórtico" a la Semana Santa de Baena. "Me siento profundamente orgullosa de ser baenense y tenerte como amigo", concluyó.
JESÚS ORDÓÑEZ / REDACCIÓN
