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El eco de los tambores en honor a San José preludia la semana más esperada por todos los baenenses

Se rompió el silencio de la ciudad cuando desde primera hora de la tarde se empezaron a escuchar los primeros redobles en el casco viejo. Tras la celebración de la XXXI Tamborada Nacional, Baena vivía su segunda fiesta en honor al tambor en menos de dos semanas con la víspera de San José, la noche del tambor por excelencia, la noche en que Baena no duerme.

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Con momentos inusuales esta vez, eso sí. Los hermanos de la Magdalena de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, al coincidir con el Viernes de Dolores, fieles a la tradición celebraban en la conventual de San Francisco la misa miserere en honor a su titular. Por unos momentos, a su paso por las calles más concurridas los tambores callaban en señal de respeto para no entorpecer el desfile.

A pesar de que la lluvia hizo acto de presencia en algunos momentos de la noche, los tambores se han apoderado de la ciudad al compás de los redobles y los tradicionales toques de calle y de procesión, que no han dejado de soñar en honor a San José.

Los talleres artesanos de este elemento tan singular en la Semana Santa baenense han sido en los últimos días todo un hervidero de hombres y mujeres buscando algún parche, anilla o cordel para terminar de dar el último apretón a su tambor. Todo debía estar a punto. Esta noche no tiene hora, ni lugar ni itinerario a seguir.

Esta noche el tambor no tiene color, ni distinción de cuadrillas. El tambor se hace unidad para conmemorar el inicio de los días grandes de la Pasión. Estamos a tan solo cuatro días para que los judíos coliblancos y colinegros echen las cajas que darán rienda suelta al sonido ininterrumpido del tambor hasta la noche del Viernes Santo.

Anoche, mayores y pequeños pusieron sus cinco sentidos para hacer latir el corazón de sus tambores, que durante toda la noche no han dejado de sonar. Miles de baenenses inundaron sus calles para festejar la víspera de San José y cumplir así con la tradición ancestral que nos han legado nuestros mayores.

Los tambores recorrieron de manera incesante las grandes candelas, aunque cada vez son más escasas pero aún se siguen conservando en algunos barrios donde los vecinos del lugar intentan rememorar viejos tiempos y preparan con gran entusiasmo el “pelele” que será quemado en la hoguera realizada en honor al patrón de los carpinteros.

Grandes y pequeños conviven en torno a las llamas, donde se comparte la comida mezclada con alguna que otra copa de vino Fino de la tierra. Viejos enseres, palos o cualquier cosa que pueda ser echada a la hoguera alimentan el fuego, que estará encendido hasta altas horas de la madrugada.

La tradición de tocar el tambor en la víspera de San José no pierde fuerza. De hecho, numerosos pequeños de la mano de sus padres han vuelto a recorrer las calles para ir aprendiendo desde chicos esta costumbre ancestral.

La procesión de San José, organizada por el gremio de carpinteros, celebra hoy su onomástica con una eucaristía en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe que estará oficiada por Jesús Joaquín Corredor, consiliario de la hermandad.

Tras la misa tendrá lugar la procesión con la imagen de San José por el recorrido de costumbre, con acompañamiento musical por parte de la Banda de Cornetas y Tambores de La Unión. A su término se realizará el sorteo para saber quién será el nuevo hermano mayor, cargo que ocupará por un año.

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REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL