La Consejería de Salud recuerda la importancia de proteger la piel de la exposición excesiva al sol en el periodo vacacional. En este sentido, el servicio de Epidemiología de la Delegación Territorial señala que en España, las tasas de incidencia de melanoma se han triplicado en los últimos 20 años en ambos sexos, siendo más elevada en mujeres.
En cuanto a las tasas de cáncer cutáneo no melanoma –los más frecuentes son los llamados carcinomas espinocelular y basocelular– se han duplicado en este mismo período, siendo más elevada en varones. Se estima que una de cada seis personas padecerá un cáncer de piel a lo largo de su vida. Además, no hay indicios de que esta tendencia vaya a disminuir en los próximos años.
Por el contrario, diversos factores como el envejecimiento de la población, la reducción de la capa de ozono y los hábitos de vida al aire libre, predicen incluso un empeoramiento de la situación, de ahí la importancia de incidir en la prevención.
Para proteger la piel del sol es necesario utilizar cremas protectoras adecuadas, con un factor de protección no menor de 30 y mayor de 50 para aquellas personas que tienen una piel muy sensible o sufren enfermedades agravadas por el sol. Además hay que aplicar la protección correctamente, sobre la piel seca, en cantidad suficiente, 30 minutos antes de la exposición, y renovándola con frecuencia, sobre todo, si se está en contacto con el agua.
A pesar de que el sol es imprescindible para la vida y tiene efectos muy beneficiosos sobre el organismo, actuando incluso sobre el humor y el ánimo, y siendo útil para conservar nuestra vitalidad, es importante tener en cuenta que cuando estos beneficios son llevados al extremo y ese uso se convierte en un abuso, no prestando atención a los consejos de protección solar, pueden aparecer enfermedades cutáneas perniciosas para la salud.
Los efectos que el sol provoca sobre la piel son la pigmentación y el eritema o quemadura solar. No hay que olvidar que una piel poco pigmentada se quema con mayor facilidad que una piel morena. De ahí se derivan sus efectos perniciosos por su abuso que se pueden resumir en cáncer de piel (melanomas y no melanomas, de los que está aumentando su incidencia y que se podrían prevenir en el 80% de los casos); envejecimiento prematuro de la piel, cataratas y otras lesiones oculares e inhibición del sistema inmunitario, lo que favorece las infecciones.
Prevención
Pero se pueden adoptar las medidas de precaución adecuadas para poder disfrutar del sol y al mismo tiempo reducir el riesgo de sufrir problemas de salud en el futuro a causa de los rayos solares. Con la llegada de las primeras exposiciones al sol, (en el campo o en la playa), la prevención ante los efectos dañinos que ejerce la exposición excesiva a los rayos solares es indispensable.
Asimismo es importante usar siempre un filtro solar adecuado para el tipo de piel. Usarlo con un tiempo adecuado previo en cantidad y aplicación suficientes y emplearse desde el primer día de exposición hasta el último, especialmente en la infancia. Además, la Delegación destaca que toda persona debe mantenerse al abrigo del sol durante las horas de mayor intensidad de radiación solar (entre las 11.00 y las 16.00).
Por otro lado, siempre es recomendable llevar gorra para protegerse del sol. Las prendas más adecuadas son las de algodón. Para proteger la vista son necesarias unas gafas de sol que absorban las radiaciones ultravioleta (especialmente en zonas de montaña). Además, para compensar la pérdida de líquidos debida al sudor, es conveniente beber abundante cantidad de líquido y también es muy importante hidratar la piel tras una ducha después de la exposición al sol.
Especial atención
Es importante además poner especial atención en la evolución de los lunares y manchas de nuestra piel, para controlar, mediante autoexploraciones, la posible aparición de melanomas, un tumor maligno de la piel muy agresivo y con una gran capacidad para crear metástasis con rapidez. La aparición de ésta hace que la supervivencia a los cinco años sea casi nula. De ahí que sea fundamental estar pendiente de los primeros signos, que son la aparición de manchas marrones o negras y un cambio de color de la zona en cuestión.
En cuanto a las tasas de cáncer cutáneo no melanoma –los más frecuentes son los llamados carcinomas espinocelular y basocelular– se han duplicado en este mismo período, siendo más elevada en varones. Se estima que una de cada seis personas padecerá un cáncer de piel a lo largo de su vida. Además, no hay indicios de que esta tendencia vaya a disminuir en los próximos años.
Por el contrario, diversos factores como el envejecimiento de la población, la reducción de la capa de ozono y los hábitos de vida al aire libre, predicen incluso un empeoramiento de la situación, de ahí la importancia de incidir en la prevención.
Para proteger la piel del sol es necesario utilizar cremas protectoras adecuadas, con un factor de protección no menor de 30 y mayor de 50 para aquellas personas que tienen una piel muy sensible o sufren enfermedades agravadas por el sol. Además hay que aplicar la protección correctamente, sobre la piel seca, en cantidad suficiente, 30 minutos antes de la exposición, y renovándola con frecuencia, sobre todo, si se está en contacto con el agua.
A pesar de que el sol es imprescindible para la vida y tiene efectos muy beneficiosos sobre el organismo, actuando incluso sobre el humor y el ánimo, y siendo útil para conservar nuestra vitalidad, es importante tener en cuenta que cuando estos beneficios son llevados al extremo y ese uso se convierte en un abuso, no prestando atención a los consejos de protección solar, pueden aparecer enfermedades cutáneas perniciosas para la salud.
Los efectos que el sol provoca sobre la piel son la pigmentación y el eritema o quemadura solar. No hay que olvidar que una piel poco pigmentada se quema con mayor facilidad que una piel morena. De ahí se derivan sus efectos perniciosos por su abuso que se pueden resumir en cáncer de piel (melanomas y no melanomas, de los que está aumentando su incidencia y que se podrían prevenir en el 80% de los casos); envejecimiento prematuro de la piel, cataratas y otras lesiones oculares e inhibición del sistema inmunitario, lo que favorece las infecciones.
Prevención
Pero se pueden adoptar las medidas de precaución adecuadas para poder disfrutar del sol y al mismo tiempo reducir el riesgo de sufrir problemas de salud en el futuro a causa de los rayos solares. Con la llegada de las primeras exposiciones al sol, (en el campo o en la playa), la prevención ante los efectos dañinos que ejerce la exposición excesiva a los rayos solares es indispensable.
Asimismo es importante usar siempre un filtro solar adecuado para el tipo de piel. Usarlo con un tiempo adecuado previo en cantidad y aplicación suficientes y emplearse desde el primer día de exposición hasta el último, especialmente en la infancia. Además, la Delegación destaca que toda persona debe mantenerse al abrigo del sol durante las horas de mayor intensidad de radiación solar (entre las 11.00 y las 16.00).
Por otro lado, siempre es recomendable llevar gorra para protegerse del sol. Las prendas más adecuadas son las de algodón. Para proteger la vista son necesarias unas gafas de sol que absorban las radiaciones ultravioleta (especialmente en zonas de montaña). Además, para compensar la pérdida de líquidos debida al sudor, es conveniente beber abundante cantidad de líquido y también es muy importante hidratar la piel tras una ducha después de la exposición al sol.
Especial atención
Es importante además poner especial atención en la evolución de los lunares y manchas de nuestra piel, para controlar, mediante autoexploraciones, la posible aparición de melanomas, un tumor maligno de la piel muy agresivo y con una gran capacidad para crear metástasis con rapidez. La aparición de ésta hace que la supervivencia a los cinco años sea casi nula. De ahí que sea fundamental estar pendiente de los primeros signos, que son la aparición de manchas marrones o negras y un cambio de color de la zona en cuestión.
REDACCIÓN / BAENA DIGITAL