Las lógicas democráticas nos llevan a tener que aceptar partidos o movimientos con ideologías indeseables. Otra cuestión es cómo los gestionamos nosotros, desde los medios de comunicación. Si tuviera la oportunidad, me gustaría preguntar a la dirección de Eldiario.es en qué estaba pensando cuando decidió dar difusión a un nuevo partido de extrema derecha el pasado 3 de agosto. No nombraré el partido por coherencia.
Sin embargo, el texto firmado por Marta Borraz informaba desde una actitud crítica del asentamiento de una nueva formación de extrema derecha, de la ubicación de su sede y de su ideario. Todo ello acompañado de una fotografía de la dirección con una bandera negra detrás y un logotipo que recordaba demasiado al estilo de la esvástica.
Hay quien puede argumentar que hay que informar de todo. Que si aparece un nuevo partido hay que informar de ello a la ciudadanía. Una motivación razonable, si no fuera porque no se da el mismo trato a otras pequeñas e incipientes formaciones políticas.
También hay quien puede argumentar que es un buen movimiento para dividir el bloque conservador. Solo hay que acercarse a una hemeroteca para saber que fueron los medios “progresistas” los primeros en ofrecer noticias y reportajes sobre Vox cuando, hasta no hacía tanto, sus actividades apenas pasaban de una carpa en el barrio de Salamanca. Ahora bien, si esta es una motivación, flaco favor se le hace a la ciudadanía dando coba a un movimiento tan oscuro.
A la extrema derecha hay que tolerarla y darle el micrófono porque no queda otra si queremos ser coherentes con nosotros mismos. Pero de ahí a darle espacio en un medio de comunicación privado y que se precia de ser progresista, hay un trecho que no podemos permitirnos.
Haereticus dixit
Sin embargo, el texto firmado por Marta Borraz informaba desde una actitud crítica del asentamiento de una nueva formación de extrema derecha, de la ubicación de su sede y de su ideario. Todo ello acompañado de una fotografía de la dirección con una bandera negra detrás y un logotipo que recordaba demasiado al estilo de la esvástica.
Hay quien puede argumentar que hay que informar de todo. Que si aparece un nuevo partido hay que informar de ello a la ciudadanía. Una motivación razonable, si no fuera porque no se da el mismo trato a otras pequeñas e incipientes formaciones políticas.

También hay quien puede argumentar que es un buen movimiento para dividir el bloque conservador. Solo hay que acercarse a una hemeroteca para saber que fueron los medios “progresistas” los primeros en ofrecer noticias y reportajes sobre Vox cuando, hasta no hacía tanto, sus actividades apenas pasaban de una carpa en el barrio de Salamanca. Ahora bien, si esta es una motivación, flaco favor se le hace a la ciudadanía dando coba a un movimiento tan oscuro.
A la extrema derecha hay que tolerarla y darle el micrófono porque no queda otra si queremos ser coherentes con nosotros mismos. Pero de ahí a darle espacio en un medio de comunicación privado y que se precia de ser progresista, hay un trecho que no podemos permitirnos.
Haereticus dixit
RAFAEL SOTO ESCOBAR
ILUSTRACIÓN: ISABEL AGUILAR
ILUSTRACIÓN: ISABEL AGUILAR

