El Aula de Viticultura del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles ha alertado en el último boletín técnico de la Agrupación de Producción Integrada (API) de la presencia de diversas plagas en el marco vitivinícola cordobés que requieren vigilancia y, en algunos casos, una actuación inmediata.
Entre ellas destaca el melazo o cochinilla algodonosa (Pseudococcus), que si bien es más dañina en la uva de mesa, ha comenzado a detectarse de forma incipiente en viñedos de uva para vinificación. Según ha precisado la ingeniera agrónoma Ángela Portero, responsable del Aula de Viticultura, su control pasa por la aplicación de técnicas de Producción Integrada, combinando lucha biológica y química, aireando la vegetación de las cepas y localizando los focos de forma individual.
A su vez, en viñas de recolección manual, se recomienda avisar al personal de vendimia si se observan hojas, brotes o racimos con exudaciones de melaza, que en ocasiones puede gotear al suelo. El Aula de Viticultura ha avanzado que, si fuera necesario, preparará información específica para la próxima campaña con el fin de identificar posibles focos.
En paralelo, el Aula de Viticultura del Consejo Regulador ha advertido de la especial vulnerabilidad de las plantaciones jóvenes, de uno o dos años, frente al mosquito verde. En estos casos, se recomienda tratar de forma sistemática durante el primer y segundo año.
En el resto de viñedos, se han observado tanto larvas como ejemplares adultos, sobre todo en las zonas apicales o superiores de los pámpanos. Para las parcelas con maduración más tardía, la indicación de Ángela Portero es actuar antes de la vendimia, mientras que en aquellas parcelas ya recolectadas, se aconseja continuar los tratamientos si persiste la presencia de la plaga.
Por otro lado, la polilla del racimo se mantiene en niveles bajos en la zona Montilla-Moriles. Esta mariposa, de vuelo crepuscular, coincide con la salida de los murciélagos, cuya intensa actividad cazadora de insectos en esta época contribuye de manera significativa a frenar su proliferación.
El boletín del Aula de Viticultura del Consejo Regulador también ha llamado a prestar atención a las podredumbres en aquellas parcelas que, libres de mildiu, presentan gran carga de uva y frondosidad de pámpanos, ya que estas condiciones pueden favorecer su aparición.
Aunque el apartado de plagas centra gran parte de la atención del Aula de Viticultura en este tramo final de la campaña, el mildiu también copa su interés, tras haber dejado una importante huella en muchos viñedos del marco Montilla-Moriles, tal y como denunció hace unos días Izquierda Unida (IU).
El Aula de Viticultura del Consejo Regulador detalla que la enfermedad ha provocado una notable heterogeneidad en la maduración de la uva, lo que obliga a cada viticultor a realizar muestreos individualizados por parcela, en función de la carga de uva y de la superficie foliar. "Las cooperativas y bodegas disponen de equipos calibrados para medir el grado Baumé, dato que determinará el momento de inicio de la recolección", recuerda Ángela Portero.
El último boletín técnico de la Agrupación de Producción Integrada distingue cuatro escenarios: parcelas con poca carga y sin ataque en hoja, que serán las primeras en madurar; viñedos sin daños, cuya evolución será normal; fincas con fuerte ataque foliar, cuya maduración resultará problemática y requerirá muestreos repetidos; y, finalmente, parcelas sin cosecha debido al mildiu, que no se recolectarán. Ante esta situación, Ángela Portero recuerda que es imprescindible respetar los plazos de seguridad en los tratamientos, adaptando su aplicación a la maduración y a la fecha prevista de vendimia para evitar contaminar el fruto con productos fitosanitarios.
Entre ellas destaca el melazo o cochinilla algodonosa (Pseudococcus), que si bien es más dañina en la uva de mesa, ha comenzado a detectarse de forma incipiente en viñedos de uva para vinificación. Según ha precisado la ingeniera agrónoma Ángela Portero, responsable del Aula de Viticultura, su control pasa por la aplicación de técnicas de Producción Integrada, combinando lucha biológica y química, aireando la vegetación de las cepas y localizando los focos de forma individual.
A su vez, en viñas de recolección manual, se recomienda avisar al personal de vendimia si se observan hojas, brotes o racimos con exudaciones de melaza, que en ocasiones puede gotear al suelo. El Aula de Viticultura ha avanzado que, si fuera necesario, preparará información específica para la próxima campaña con el fin de identificar posibles focos.

En paralelo, el Aula de Viticultura del Consejo Regulador ha advertido de la especial vulnerabilidad de las plantaciones jóvenes, de uno o dos años, frente al mosquito verde. En estos casos, se recomienda tratar de forma sistemática durante el primer y segundo año.
En el resto de viñedos, se han observado tanto larvas como ejemplares adultos, sobre todo en las zonas apicales o superiores de los pámpanos. Para las parcelas con maduración más tardía, la indicación de Ángela Portero es actuar antes de la vendimia, mientras que en aquellas parcelas ya recolectadas, se aconseja continuar los tratamientos si persiste la presencia de la plaga.
Por otro lado, la polilla del racimo se mantiene en niveles bajos en la zona Montilla-Moriles. Esta mariposa, de vuelo crepuscular, coincide con la salida de los murciélagos, cuya intensa actividad cazadora de insectos en esta época contribuye de manera significativa a frenar su proliferación.

El boletín del Aula de Viticultura del Consejo Regulador también ha llamado a prestar atención a las podredumbres en aquellas parcelas que, libres de mildiu, presentan gran carga de uva y frondosidad de pámpanos, ya que estas condiciones pueden favorecer su aparición.
Aunque el apartado de plagas centra gran parte de la atención del Aula de Viticultura en este tramo final de la campaña, el mildiu también copa su interés, tras haber dejado una importante huella en muchos viñedos del marco Montilla-Moriles, tal y como denunció hace unos días Izquierda Unida (IU).
El Aula de Viticultura del Consejo Regulador detalla que la enfermedad ha provocado una notable heterogeneidad en la maduración de la uva, lo que obliga a cada viticultor a realizar muestreos individualizados por parcela, en función de la carga de uva y de la superficie foliar. "Las cooperativas y bodegas disponen de equipos calibrados para medir el grado Baumé, dato que determinará el momento de inicio de la recolección", recuerda Ángela Portero.

El último boletín técnico de la Agrupación de Producción Integrada distingue cuatro escenarios: parcelas con poca carga y sin ataque en hoja, que serán las primeras en madurar; viñedos sin daños, cuya evolución será normal; fincas con fuerte ataque foliar, cuya maduración resultará problemática y requerirá muestreos repetidos; y, finalmente, parcelas sin cosecha debido al mildiu, que no se recolectarán. Ante esta situación, Ángela Portero recuerda que es imprescindible respetar los plazos de seguridad en los tratamientos, adaptando su aplicación a la maduración y a la fecha prevista de vendimia para evitar contaminar el fruto con productos fitosanitarios.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR (ARCHIVO)
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR (ARCHIVO)

