El último boletín de la Agrupación de Producción Integrada (API), elaborado por el Aula de Viticultura del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, ha advertido de la evolución "muy irregular" y con "una intensidad variada" del ataque de mildiu en las viñas del marco vitivinícola, debido a las diferencias en los tratamientos aplicados por cada viticultor.
Ante este escenario, el equipo técnico del máximo órgano de control de los vinos cordobeses ha instado a observar detenidamente el estado de los racimos y su maduración en cada parcela, con el objetivo de planificar adecuadamente las faenas de cultivo y la fecha idónea de la vendimia.
Además de esta recomendación general, el boletín ha insistido en la necesidad de respetar escrupulosamente el plazo de seguridad entre el último tratamiento y la recolección en cada explotación. "Los racimos en las parcelas sin ataque de mildiu tienen un tamaño normal y, en algunos casos, relativamente compactos", ha señalado Ángela Portero, ingeniera agrónoma responsable del Aula de Viticultura, que divide las actuaciones recomendadas según el grado de afectación detectado en cada viñedo.
De este modo, en las parcelas donde no hay síntomas del hongo, Portero recomienda continuar con las observaciones habituales. "En caso de detectar focos de oídio, se deberá seguir el protocolo indicado en el boletín anterior y tomar muestras de uva para calcular el tiempo restante hasta la vendimia", recalcó la especialista.
A su vez, en parcelas con presencia leve de mildiu –con menos del 25 por ciento de la cosecha afectada–, será necesario evaluar el estado de maduración de los racimos. Y si se da una afectación fuerte del hongo, que comprometa, al menos, el 50 por ciento de la superficie, se recomienda observar por separado las zonas sanas y las dañadas, ya que "pueden presentar una maduración desigual", tal y como subraya la ingeniera agrónoma responsable del Aula de Viticultura.
Ángela Portero ha recordado que el mildiu –conocido también como añublo o mildeo– es una de las enfermedades criptogámicas más destructivas de la vid, capaz de afectar gravemente la producción, tanto en cantidad como en calidad. Y es que, según ha detallado, "cuando la infección es severa, puede complicar incluso el proceso de vinificación y obligar a realizar ajustes que repercuten en la calidad del vino final".
Tal y como ha explicado Portero, una detección temprana del hongo permite aplicar tratamientos más sostenibles y económicos. En los viñedos afectados, se pueden emplear productos a base de cobre, de bajo coste y eficacia contrastada. No obstante, si la infección es intensa, será necesario recurrir a productos sistémicos, lo que eleva notablemente el coste del tratamiento.
El último boletín de la API también ha alertado sobre otros aspectos relevantes de cara a la próxima vendimia. Uno de ellos es el fenómeno del corrimiento de flor o pérdida de bayas, también denominado “uvas locas” o “millerandage”. "Este año, la caída de flores se ha producido tanto por el impacto del mildiu como por las condiciones meteorológicas adversas durante la floración", explica Ángela Portero, quien insiste en que, a pesar de ello, "los racimos presentan buen cuajado y, por tanto, las parcelas afectadas podrían registrar una cosecha aceptable".
Por otro lado, el Consejo Regulador ha reiterado la necesidad de extremar la vigilancia sobre el oídio, especialmente en racimos que no hayan recibido un control adecuado en fases anteriores. Los técnicos han recomendado realizar tratamientos localizados con productos adecuados, teniendo en cuenta el volumen de caldo necesario y el tipo de máquina empleada.
En cuanto a la yesca, otra enfermedad fúngica temida por los viticultores, el Aula de Viticultura ha recomendado aplicar "cuanto antes" medidas quirúrgicas para marcar y podar las cepas afectadas, separándolas de las sanas. También se ha detectado actividad del mosquito verde, especialmente en las hojas jóvenes de los pámpanos, donde se concentran las larvas. Para su control, se han propuesto distintos productos fitosanitarios autorizados.
Desde el Aula de Viticultura se ha insistido en la importancia de realizar un seguimiento riguroso del viñedo en esta fase clave del ciclo vegetativo, en la que la evolución fenológica avanza hacia el envero, con estados diversos según las variedades. En ese sentido, las uvas que darán lugar a los vinos tintos y blancos aromáticos se encuentran ya en estado adelantado y en fase de maduración, mientras que el resto de variedades avanzan hacia el pleno envero o han alcanzado el cierre del racimo.
El boletín concluye con un llamamiento a la prudencia y a la planificación cuidadosa de la vendimia, observando detenidamente cada rodal de la parcela, "teniendo en cuenta la heterogeneidad en la evolución de la cosecha y respetando siempre los plazos de seguridad exigidos por los tratamientos aplicados".
Ante este escenario, el equipo técnico del máximo órgano de control de los vinos cordobeses ha instado a observar detenidamente el estado de los racimos y su maduración en cada parcela, con el objetivo de planificar adecuadamente las faenas de cultivo y la fecha idónea de la vendimia.
Además de esta recomendación general, el boletín ha insistido en la necesidad de respetar escrupulosamente el plazo de seguridad entre el último tratamiento y la recolección en cada explotación. "Los racimos en las parcelas sin ataque de mildiu tienen un tamaño normal y, en algunos casos, relativamente compactos", ha señalado Ángela Portero, ingeniera agrónoma responsable del Aula de Viticultura, que divide las actuaciones recomendadas según el grado de afectación detectado en cada viñedo.

De este modo, en las parcelas donde no hay síntomas del hongo, Portero recomienda continuar con las observaciones habituales. "En caso de detectar focos de oídio, se deberá seguir el protocolo indicado en el boletín anterior y tomar muestras de uva para calcular el tiempo restante hasta la vendimia", recalcó la especialista.
A su vez, en parcelas con presencia leve de mildiu –con menos del 25 por ciento de la cosecha afectada–, será necesario evaluar el estado de maduración de los racimos. Y si se da una afectación fuerte del hongo, que comprometa, al menos, el 50 por ciento de la superficie, se recomienda observar por separado las zonas sanas y las dañadas, ya que "pueden presentar una maduración desigual", tal y como subraya la ingeniera agrónoma responsable del Aula de Viticultura.
Ángela Portero ha recordado que el mildiu –conocido también como añublo o mildeo– es una de las enfermedades criptogámicas más destructivas de la vid, capaz de afectar gravemente la producción, tanto en cantidad como en calidad. Y es que, según ha detallado, "cuando la infección es severa, puede complicar incluso el proceso de vinificación y obligar a realizar ajustes que repercuten en la calidad del vino final".

Tal y como ha explicado Portero, una detección temprana del hongo permite aplicar tratamientos más sostenibles y económicos. En los viñedos afectados, se pueden emplear productos a base de cobre, de bajo coste y eficacia contrastada. No obstante, si la infección es intensa, será necesario recurrir a productos sistémicos, lo que eleva notablemente el coste del tratamiento.
Otros aspectos relevantes en la viña
El último boletín de la API también ha alertado sobre otros aspectos relevantes de cara a la próxima vendimia. Uno de ellos es el fenómeno del corrimiento de flor o pérdida de bayas, también denominado “uvas locas” o “millerandage”. "Este año, la caída de flores se ha producido tanto por el impacto del mildiu como por las condiciones meteorológicas adversas durante la floración", explica Ángela Portero, quien insiste en que, a pesar de ello, "los racimos presentan buen cuajado y, por tanto, las parcelas afectadas podrían registrar una cosecha aceptable".
Por otro lado, el Consejo Regulador ha reiterado la necesidad de extremar la vigilancia sobre el oídio, especialmente en racimos que no hayan recibido un control adecuado en fases anteriores. Los técnicos han recomendado realizar tratamientos localizados con productos adecuados, teniendo en cuenta el volumen de caldo necesario y el tipo de máquina empleada.

En cuanto a la yesca, otra enfermedad fúngica temida por los viticultores, el Aula de Viticultura ha recomendado aplicar "cuanto antes" medidas quirúrgicas para marcar y podar las cepas afectadas, separándolas de las sanas. También se ha detectado actividad del mosquito verde, especialmente en las hojas jóvenes de los pámpanos, donde se concentran las larvas. Para su control, se han propuesto distintos productos fitosanitarios autorizados.
Desde el Aula de Viticultura se ha insistido en la importancia de realizar un seguimiento riguroso del viñedo en esta fase clave del ciclo vegetativo, en la que la evolución fenológica avanza hacia el envero, con estados diversos según las variedades. En ese sentido, las uvas que darán lugar a los vinos tintos y blancos aromáticos se encuentran ya en estado adelantado y en fase de maduración, mientras que el resto de variedades avanzan hacia el pleno envero o han alcanzado el cierre del racimo.
El boletín concluye con un llamamiento a la prudencia y a la planificación cuidadosa de la vendimia, observando detenidamente cada rodal de la parcela, "teniendo en cuenta la heterogeneidad en la evolución de la cosecha y respetando siempre los plazos de seguridad exigidos por los tratamientos aplicados".
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

