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José Antonio Hernández | El misterio de la vida humana

Aunque no podemos afirmar que los estilos literarios coinciden necesariamente con el perfil humano de sus autores, a través de la lectura de Rincón de sombras (España y México, Editorial Kolaval, 2022) podemos identificar los contenidos y los ecos más hondos de las vivencias interiores de José Joaquín León, un poeta que nos descubre los significados sugerentes del paisaje y que nos orienta y nos estimula para que amemos la tierra, para que salvemos la humanidad y, sobre todo, para que vivamos la vida.


Gracias a la transparencia de sus palabras, podemos sentir y con-sentir, las vibraciones íntimas de los episodios vitales y los fondos misteriosos de su conciencia humana. En mi opinión, la calidad poética de estos textos radica en la agudeza con la que penetra en el misterio de su conciencia e indaga en el sentido de sus trascendentes aspiraciones.

Desde sus primeros versos en los que expresa cómo la vida humana es la asunción y la superación de la esencial paradoja entre el todo y la nada, entre la afirmación y la negación, entre la ficción y la realidad, entre los valles y las montañas, entre el cielo y el infierno, nos descubre cómo la vida se define por la muerte y la muerte por la vida.

Esta obra –que aplica los procedimientos estilísticos de las creaciones clásicas– nos descubre y nos describe cómo la literatura es la constatación y la superación de la paradoja humana: un puro misterio de contradicción.

Fíjense en la habilidad con la que opone, conjuga y armoniza el “nacimiento” y la “muerte”, el “frío” y el “calor”, el “tiempo” y la “eternidad”, el “océano” sin “agua”, el “cielo” y el “infierno”, la “ficción” y la “realidad”, la “guerra” y la “paz”, la “gloria” y la “humillación”, el “amo” y el “esclavo”.

La razón profunda de las sorpresas y de las emociones que nos generan estos versos es la fuerza con la que nos muestran esa contradicción vital que, en última instancia, es trascendida por la unión –“misterio de comunión”– que hace posible el “fuego frío” porque “el sabor entre almibarado y ácido borra la distancia/antaño lejanísima de la virtud y el pecado”.

Ésta es, a mi juicio, la clave que explica ese interés vital que sus versos nos despiertan acertando con los senderos que conducen directamente a nuestras entrañas. No es extraño, por lo tanto, que mediante estos “latidos luminosos”, logre abrir unos surcos generosos que conectan con nuestras diferentes sensibilidades y son capaces de serenar nuestros ánimos.

Este poemario constituye, a mi juicio, una muestra de poesía, de la poesía de siempre y, por lo tanto, de la poesía actual. Gracias a su mirada aguda, los espacios y los objetos se transforman en tiempo, y el tiempo –medido, sentido y vivido– se convierte en música y en poesía. Ésta es la clave por la que este es un libro que nos hace latir, recordar e imaginar porque, efectivamente, aunque:

El paisaje es anacrónico, histérico,
con una carga natural que rezuma belleza,
eleva, mantiene y desciende el ánimo
al compás fijo de su lenta cadencia.

Lucecita titilante en una noche húmeda,
creada para gozarla acompañados.
Yo con ella, ella conmigo,
y el amor en el centro, entre ambo
s.

Estos versos constituyen estimulantes bocanadas de aire saludable que purifican nuestro espíritu y nos ayudan para que, repasando y repensando nuestras vidas, reflexionemos sobre las cosas importantes, esas que nos hacen sentir y emocionarnos, disfrutar y sufrir, llorar y reír.

Son enjundiosas y saludables píldoras que, elaboradas con los jugos extraídos de las experiencias cotidianas y procesadas con unos extractos que el autor ha alambicado a través de una serena meditación, contienen una notable energía nutritiva y un singular poder curativo. Con este Rincón de sombras José Joaquín nos regala una fórmula para desentrañar e interpretar el misterio de la vida humana: “una creencia armoniosa y desgarrada,/ pasión incontenible que rezuma amor”.

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO