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María Jesús Sánchez | Triunfo

Está feliz con su trabajo, con su familia y con su libertad. Nos encontramos ayer por la calle de casualidad. Hacía años que no nos veíamos. No recuerdo si después del internado coincidimos alguna vez en algún sitio. Por supuesto, ninguna de las dos fuimos a ninguna fiesta de aniversario de la promoción.



El clima era tan rancio en aquel lugar aséptico y frío que lo último que queríamos era revivir un segundo aquellos años. Ahora nos podemos reír, pero entonces todo era llanto. Lejos de la familia, tan solas y con unas monjas que no conocían el cariño.

Yo nunca habría sacado el tema, pero ella empezó a hablar de sor Isabel. Aquella mujer amargada que le cogió manía desde el principio: todos los dardos iban contra una niña de familia bien que había perdido a sus padres en un accidente. "Tú nunca vas a llegar a nada, eres una inútil y no sirves para estudiar", le repetía constantemente.

¡Qué daño hace la infelicidad de algunas personas! Como siempre digo: la gente feliz no se dedica a molestar. Ella se hacía engullir por el pupitre, quería desaparecer... Para mí, aquellas palabras eran hachazos en mi sensibilidad, que empatizaba con aquella niña triste que trataba simplemente de sobrevivir.

Fueron muchos los martillazos en su autoestima, tantos que lo fácil hubiera sido creer sus hirientes palabras y dejarse llevar por cualquier sustancia que le hiciera olvidar. Aquella niña solo era tímida, pero dentro tenía la suficiente fuerza como para seguir. Salió del infierno y se fue a estudiar a una universidad pública, se independizó de aquella familia que no entendió que lo mejor para una criatura huérfana no era un sitio rígido y sin amor.

Ahora es profesora en un instituto público, donde imparte clases de Economía, que fue lo que estudió. Conoció a un buen chico y ahora tiene la familia que siempre quiso, unida y amorosa. Y lo mejor es que ha perdonado a aquella monja agria que era una infeliz y que tenía una vida que no deseaba. Ahora mi compañera es libre y feliz.

MARÍA JESÚS SÁNCHEZ