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Los primeros chubascos del verano generan inquietud en las paseras del marco vitivinícola Montilla-Moriles

Los chubascos de carácter tormentoso que se registraron durante la mañana de ayer en la Campiña cordobesa generaron el lógico nerviosismo entre las cooperativas y bodegas de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles que elaboran el vino dulce Pedro Ximénez (PX) y que desde hace varias semanas desarrollan una actividad frenética en varias paseras enclavadas en Montilla, Montemayor y Montalbán.



“Nunca llueve a gusto de todo el mundo”, reconoció el delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Francisco Zurera, quien defendió que “aunque el agua es precisa, no beneficia a las paseras”. Y es que, en efecto, la gran enemiga de las paseras es la humedad.

La aparición de las primeras lluvias –que, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) podrían volver a repetirse esporádicamente a lo largo de esta semana– puede afectar al peculiar proceso de elaboración del PX, que comienza con la exposición de los racimos de uva al sol durante algo más de una semana para procurar la deshidratación de los frutos y la concentración de sus azúcares.

Por lo general, las uvas que se destinan a la elaboración de vinos dulces proceden de viñedos tradicionales, de cepas de porte bajo que, al contar con una producción menor, garantizan una mayor graduación Baumé. Pero el proceso de pasificación de las uvas requiere, esencialmente, calor y falta de humedad. No en vano, un exceso de agua complica el proceso de crianza del vino, haciendo la fermentación más compleja.

Junto con la cooperativa La Aurora –que este año vuelve a mantener su colaboración con La Unión, de manera que los socios de ambas entidades pueden aportar uva en cualquiera de ellas–, los principales productores de vino dulce Pedro Ximénez en el marco Montilla-Moriles siguen siendo las Bodegas del Pino de Montalbán, las Bodegas Galán Portero de Montilla, la cooperativa La Purísima de Puente Genil y Bodegas San Acacio de Montemayor que, en campañas anteriores, ha sido la primera en instalar su pasera, dado que los viñedos de sus socios se ubican mayoritariamente en terrenos arenosos, lo que hace que las uvas maduren entre una semana y diez días antes que en el resto de la comarca.

Precisamente por eso, la inquietud que despierta la lluvia en las personas que trabajan en las paseras del marco Montilla-Moriles se deja notar menos en Montemayor, donde la naturaleza arenosa de sus terrenos ayuda a drenar rápidamente el agua, reduciendo al mínimo el riesgo de podredumbres.

No obstante, tal y como subrayó el gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, Enrique Garrido, “no superándose los 30 o 40 litros por metro cuadrado, no hay nada que temer”. Por si acaso, los responsables de la cooperativa La Aurora prefirieron no poner en riesgo la producción de uva pasa y ordenador desmontar rápidamente la pasera ubicada frente a sus instalaciones, junto al trazado de la antigua travesía de la carretera nacional N-331, a la salida de Montilla.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR