Baena Digital se hace eco en su Buzón del Lector de un nuevo artículo remitido por Antonio Gutiérrez Guijarro, secretario general de la Unión de Estudiantes Progresistas de la UC3M, sobre los resultados de las elecciones generales del 26-J. Si desea participar en esta sección, puede hacer llegar un correo a baenadigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.
Todos conocemos la historia de Ícaro, a quien las alas le fallaron cuando surcaba los cielos tratando de alcanzar su objetivo. A las aspiraciones reformistas que este país necesitaba les pasó lo mismo el día en que Pablo Iglesias se negó a tender la mano y dialogar con el socialista Pedro Sánchez. El fuego abrasador de Pablo Iglesias hizo estrellar el proyecto de cambio, al igual que el sol hiciera con el protagonista de este relato de la mitología griega.
Anoche, el resultado de los comicios echó por tierra cualquier esperanza de un gobierno alternativo a los cuatro años (casi cinco) del Partido Popular. El veinte de diciembre rozamos con nuestros dedos un gobierno que revertiese las políticas que han dinamitado el Estado del Bienestar español. El 20D pudimos hacer historia y conformar el primer gobierno de distintos partidos unidos bajo un mismo objetivo, reformar España para restablecer una sociedad de derecho y de derechos. Tuvimos la oportunidad, pero la irresponsabilidad o el interés electoral de algunos la condenaron desde un primer momento. Y sí, hoy el responsable es el señor Iglesias Turión, aquel que con la palabra rezaba contra el Partido Popular pero que con las acciones ha dejado que alcance nuevamente el poder. Su rotunda negativa a conformar un gobierno con Pedro Sánchez y Albert Rivera, ha desembocado en una posición más fuerte del PP.
Hoy lunes, el Partido Popular se levanta con una fortaleza incuestionable. Ha ganado 14 escaños y su líder, Mariano Rajoy sale más que mimado por su electorado. Con 137 escaños está aún más cerca del previsible apoyo de Ciudadanos, cuyo líder, con la pérdida de ocho escaños en favor del PP, se ve comprometido con su electorado a apoyarlo (cosa que, por cierto, Rivera no ha negado en campaña).
La estrategia de Podemos e Izquierda Unida de presentarse en coalición no les ha funcionado (recordemos sus resultados del 20D: 69 diputados de Podemos + confluencias y 2 escaños de IU; cuyo sumatorio es el resultado de ahora, 71). Además, pierden más de un millón de votos respecto a sus resultados de diciembre. Su campaña del sorpasso ha ocasionado más sorpresa entre sus filas que entre la ciudadanía. Su estrategia por superar y eclipsar al PSOE no ha hecho sino servir en bandeja el gobierno al PP, debido a la gran fragmentación que se ha generado en la izquierda. Ahora, son muchos los votantes de Podemos e IU que desde anoche reconocían el error que Iglesias cometió en la pasada legislatura. Ahora, son muchos de ellos los que soñarían con retroceder unos meses.
Durante los próximos días, vamos a escuchar las muy diversas combinaciones parlamentarias para formar gobierno. A simple vista, la opción más factible es un gobierno PP +C’s, como adelantaba. Su suma (137+32), dejan a Rajoy a ocho escaños de la mayoría absoluta, cifra más que significativa. Pero ahí no queda todo, el PNV, un partido nacionalista de más que demostrada simpatía hacia la derecha, podría reducir con sus cinco escaños esa pequeña diferencia aún más.
Por otro lado, la agrupación de la izquierda ya no presenta un riesgo para el PP. El PSOE (85) y Unidos Podemos (71) suman 156, fuerza insuficiente para detener al PP ni en la primera ni en la segunda investidura (recordemos que en segunda ronda sólo necesitaría mayoría simple, más votos favorables que contrarios). Todo esto contando con la abstención o apoyo de C’s que, después del coste que le ha ocasionado su pacto con el PSOE, no volverá a intentar negociar el proyecto de Sánchez.
Así, la izquierda se ve nuevamente abocada a la oposición, más desgastada que en el 20D y de la que es la única responsable. La división entre la izquierda continúa siendo el muro que dificulta la formación de un gobierno progresista en nuestro país y los tres líderes de la izquierda no quieren reconocerlo. Alberto Garzón, líder de una IU casi extinta, habrá de cuestionarse su continuidad en el cargo tras la venta de su formación a Podemos, en la que “ha salvado los muebles, pero ha perdido la casa”. Su alianza con Podemos no le ha supuesto rédito alguno, ya que sólo consigue tres escaños. Pablo Iglesias ha demostrado que su rechazo al PSOE le ha costado a la ciudadanía otros cuatro años de gobierno del PP. Su arrogancia y sus intereses partidistas han contribuido a una marginación de la izquierda y a la muy improbable y, en todo caso, cuestionada formación de gobierno. Pablo Iglesias, máximo responsable de que hoy no exista un gobierno de cambio en España, sale diezmado de una contienda que ha costado mucho a los españoles. Por último, el señor Sánchez tampoco sale bien parado de estas nuevas elecciones. Pese a sus intentos por formar un gobierno alternativo y por mantener la estabilidad política dentro del nuevo mapa político que dibujaba el 20D, la forma socialista pierde cinco escaños, lo que demuestra que el PSOE no ha tocado fondo aún. Sánchez sale magullado de la sombra del sorpasso que se cernía sobre él. Los votantes de izquierdas continúan sin ver en él al líder de la socialdemocracia española, por lo que deberá reflexionar acerca de su mandato al frente del principal partido de la izquierda en nuestro país.
Cada uno de los tres, responsables de su cuota de culpa, ha demostrado no estar a la altura de los votantes de izquierdas. La unidad de la izquierda seguirá siendo un mito en las mentes y un triste recuerdo de lo que en el 2016 pudo ser un cambio a mejor, un gobierno de igualdad y de progreso.
La izquierda, al igual que Ícaro, continúa sin tener unas alas fuertes con las que alcanzar su meta. Nuestro fuego interno nos impide si quiera despegar.
Todos conocemos la historia de Ícaro, a quien las alas le fallaron cuando surcaba los cielos tratando de alcanzar su objetivo. A las aspiraciones reformistas que este país necesitaba les pasó lo mismo el día en que Pablo Iglesias se negó a tender la mano y dialogar con el socialista Pedro Sánchez. El fuego abrasador de Pablo Iglesias hizo estrellar el proyecto de cambio, al igual que el sol hiciera con el protagonista de este relato de la mitología griega.
Anoche, el resultado de los comicios echó por tierra cualquier esperanza de un gobierno alternativo a los cuatro años (casi cinco) del Partido Popular. El veinte de diciembre rozamos con nuestros dedos un gobierno que revertiese las políticas que han dinamitado el Estado del Bienestar español. El 20D pudimos hacer historia y conformar el primer gobierno de distintos partidos unidos bajo un mismo objetivo, reformar España para restablecer una sociedad de derecho y de derechos. Tuvimos la oportunidad, pero la irresponsabilidad o el interés electoral de algunos la condenaron desde un primer momento. Y sí, hoy el responsable es el señor Iglesias Turión, aquel que con la palabra rezaba contra el Partido Popular pero que con las acciones ha dejado que alcance nuevamente el poder. Su rotunda negativa a conformar un gobierno con Pedro Sánchez y Albert Rivera, ha desembocado en una posición más fuerte del PP.
Hoy lunes, el Partido Popular se levanta con una fortaleza incuestionable. Ha ganado 14 escaños y su líder, Mariano Rajoy sale más que mimado por su electorado. Con 137 escaños está aún más cerca del previsible apoyo de Ciudadanos, cuyo líder, con la pérdida de ocho escaños en favor del PP, se ve comprometido con su electorado a apoyarlo (cosa que, por cierto, Rivera no ha negado en campaña).
La estrategia de Podemos e Izquierda Unida de presentarse en coalición no les ha funcionado (recordemos sus resultados del 20D: 69 diputados de Podemos + confluencias y 2 escaños de IU; cuyo sumatorio es el resultado de ahora, 71). Además, pierden más de un millón de votos respecto a sus resultados de diciembre. Su campaña del sorpasso ha ocasionado más sorpresa entre sus filas que entre la ciudadanía. Su estrategia por superar y eclipsar al PSOE no ha hecho sino servir en bandeja el gobierno al PP, debido a la gran fragmentación que se ha generado en la izquierda. Ahora, son muchos los votantes de Podemos e IU que desde anoche reconocían el error que Iglesias cometió en la pasada legislatura. Ahora, son muchos de ellos los que soñarían con retroceder unos meses.
Durante los próximos días, vamos a escuchar las muy diversas combinaciones parlamentarias para formar gobierno. A simple vista, la opción más factible es un gobierno PP +C’s, como adelantaba. Su suma (137+32), dejan a Rajoy a ocho escaños de la mayoría absoluta, cifra más que significativa. Pero ahí no queda todo, el PNV, un partido nacionalista de más que demostrada simpatía hacia la derecha, podría reducir con sus cinco escaños esa pequeña diferencia aún más.
Por otro lado, la agrupación de la izquierda ya no presenta un riesgo para el PP. El PSOE (85) y Unidos Podemos (71) suman 156, fuerza insuficiente para detener al PP ni en la primera ni en la segunda investidura (recordemos que en segunda ronda sólo necesitaría mayoría simple, más votos favorables que contrarios). Todo esto contando con la abstención o apoyo de C’s que, después del coste que le ha ocasionado su pacto con el PSOE, no volverá a intentar negociar el proyecto de Sánchez.
Así, la izquierda se ve nuevamente abocada a la oposición, más desgastada que en el 20D y de la que es la única responsable. La división entre la izquierda continúa siendo el muro que dificulta la formación de un gobierno progresista en nuestro país y los tres líderes de la izquierda no quieren reconocerlo. Alberto Garzón, líder de una IU casi extinta, habrá de cuestionarse su continuidad en el cargo tras la venta de su formación a Podemos, en la que “ha salvado los muebles, pero ha perdido la casa”. Su alianza con Podemos no le ha supuesto rédito alguno, ya que sólo consigue tres escaños. Pablo Iglesias ha demostrado que su rechazo al PSOE le ha costado a la ciudadanía otros cuatro años de gobierno del PP. Su arrogancia y sus intereses partidistas han contribuido a una marginación de la izquierda y a la muy improbable y, en todo caso, cuestionada formación de gobierno. Pablo Iglesias, máximo responsable de que hoy no exista un gobierno de cambio en España, sale diezmado de una contienda que ha costado mucho a los españoles. Por último, el señor Sánchez tampoco sale bien parado de estas nuevas elecciones. Pese a sus intentos por formar un gobierno alternativo y por mantener la estabilidad política dentro del nuevo mapa político que dibujaba el 20D, la forma socialista pierde cinco escaños, lo que demuestra que el PSOE no ha tocado fondo aún. Sánchez sale magullado de la sombra del sorpasso que se cernía sobre él. Los votantes de izquierdas continúan sin ver en él al líder de la socialdemocracia española, por lo que deberá reflexionar acerca de su mandato al frente del principal partido de la izquierda en nuestro país.
Cada uno de los tres, responsables de su cuota de culpa, ha demostrado no estar a la altura de los votantes de izquierdas. La unidad de la izquierda seguirá siendo un mito en las mentes y un triste recuerdo de lo que en el 2016 pudo ser un cambio a mejor, un gobierno de igualdad y de progreso.
La izquierda, al igual que Ícaro, continúa sin tener unas alas fuertes con las que alcanzar su meta. Nuestro fuego interno nos impide si quiera despegar.
ANTONIO GUTIÉRREZ GUIJARRO
