Despertaba Baena el Miércoles Santo con sonidos pasionistas. El 'que tan que tan plan' de los tambores se dejaba oír por cualquiera de los rincones de la ciudad desde bien entrada la madrugada. Comenzaba así el ritual de echar las cajas de cada Miércoles Santo que precede a los días grandes.
Era el día del reencuentro, de compartir y sentir un sentimiento que fluye del alma de cada baenense en estos días en los que más que nunca se deja sentir la pasión nazarena de un modo especial. Es la hora de vivir con intensidad los días grandes, que comienzan con este ritual que cada año se repite y se transmite de padres a hijos.
Vecinos y forasteros se echan a las calles para vivir de manera intensa el Miércoles Santo, el día del reencuentro con muchos que tuvieron que abandonar su tierra por motivos de trabajo y vuelven a su patria para reencontrarse con una de sus tradiciones más arraigadas.
El judío, coliblanco o colinegro, rompe el sonido de la noche para despertar a la luna en la madrugada con el golpeo de sus parches bien templaos para inundar las calles y adueñarse de cada rincón de la ciudad, cumpliendo así con una tradición ancestral.
La climatología se ha dejado notar con una subida de los termómetros que ha propiciado si cabe aún más el que la gente se eche a la calle para vivir los días grandes de la localidad. Los comercios dedicados a la artesanía semanasantera ultiman capirotes, tahalíes, parches, baquetas y en las casas se dan las últimas vueltas de cordel al tambor para que suene a gloria en esta noche santa.
Ya entrado el día, inundados por el incesante sonido de los tambores, a primera hora de la mañana visitaba la localidad un grupo de periodistas llegados desde China y Estados Unidos, además de países europeos como Reino Unido, Holanda, Suiza, Irlanda y Alemania. El objetivo era conocer de primera mano el colorido y el sonido de los tambores de Baena.
El día amanecía lleno de sol para dar más esplendor al atuendo de los judíos, que se reflejaba en el brillo de los cascos de metal y el vaivén de sus plumeros, que le daban una vistosidad especial cuando eran mecidos al viento mientras que el judío redoblaba o hacía sonar su caja con el toque de calle o procesión. Los coliblancos y colinegros echaron las cajas hasta que dio comienzo la estación de penitencia de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Huerto y Señor San Diego.
Ambas colas procesionaron con la cofradía del Miércoles Santo, que desde algo después de las 19.00 de la tarde daba comienzo a su desfile procesional cuando las imágenes de San Diego de Alcalá y Nuestro Padre Jesús del Huerto mecido al compás de una saeta cruzaban el dintel de la iglesia conventual de San Francisco.
En esta ocasión la imagen de Nuestro Padre Jesús del Huerto fue acompañada por la actual parlamentaria electa y consejera en funciones de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, la baenense María Jesús Serrano, que realizó la estación de penitencia acompañando a la imagen titular de la cofradía y portando uno de los trajes más típicos de nuestra Semana Mayor, el Trajecillo Blanco, que consta de pantalón negro, camisa blanca, falda abierta y frontil con manguilla goyesca.
La Centuria Romana de los Mohínos marcaba el paso tras la imagen del franciscano San Diego de Alcalá, que al llegar a la Plaza de la Constitución realizó una parada como viene siendo habitual desde hace unos años mientras la Hermandad de los Apóstoles realizaba el abrazo y el prendimiento de Jesús del Huerto.
En ese momento la turba de judíos de la cola negra abandonaba el desfile procesional según acuerdo tomado entre los bastones de la Cola Negra y la cofradía del Miércoles Santo para mayor lucimiento y fluidez del desfile, ya que procesionan unos 3.000 judíos y en esta cofradía la turba colinegra participa como invitada.
Cientos de fieles se apiñaban en la Muralla para ver a la imagen de Jesús de la Ventana acompañado de la Agrupación Musical del pueblo jienense de Ibros, que puso la nota musical, siendo muy aplaudida al paso del señor por las calles de la localidad.
Como viene siendo tradicional, los hermanos del Cristo de los Azotes, conocidos popularmente como los berengenos, encendieron bengalas a la altura de la Muralla, en la calle Amador de los Ríos. La imagen de Nuestra Señora de los Dolores puso el broche final al desfile del Miércoles Santo baenense, siendo acompañada por el hermano mayor de la Cofradía, Raúl Peña, y el nuevo cuadrillero de la hermandad, José Antonio del Valle, que se estrenaba en el cargo.
Entre las novedades más importantes que presentó esta cofradía destacaba la restauración del Santísimo Cristo de los Azotes, un trabajo de la licenciada en Bellas Artes Ana Infante, que tiene ubicado su taller en la localidad vecina de Luque.
Era el día del reencuentro, de compartir y sentir un sentimiento que fluye del alma de cada baenense en estos días en los que más que nunca se deja sentir la pasión nazarena de un modo especial. Es la hora de vivir con intensidad los días grandes, que comienzan con este ritual que cada año se repite y se transmite de padres a hijos.
Vecinos y forasteros se echan a las calles para vivir de manera intensa el Miércoles Santo, el día del reencuentro con muchos que tuvieron que abandonar su tierra por motivos de trabajo y vuelven a su patria para reencontrarse con una de sus tradiciones más arraigadas.
El judío, coliblanco o colinegro, rompe el sonido de la noche para despertar a la luna en la madrugada con el golpeo de sus parches bien templaos para inundar las calles y adueñarse de cada rincón de la ciudad, cumpliendo así con una tradición ancestral.
La climatología se ha dejado notar con una subida de los termómetros que ha propiciado si cabe aún más el que la gente se eche a la calle para vivir los días grandes de la localidad. Los comercios dedicados a la artesanía semanasantera ultiman capirotes, tahalíes, parches, baquetas y en las casas se dan las últimas vueltas de cordel al tambor para que suene a gloria en esta noche santa.
Ya entrado el día, inundados por el incesante sonido de los tambores, a primera hora de la mañana visitaba la localidad un grupo de periodistas llegados desde China y Estados Unidos, además de países europeos como Reino Unido, Holanda, Suiza, Irlanda y Alemania. El objetivo era conocer de primera mano el colorido y el sonido de los tambores de Baena.
El día amanecía lleno de sol para dar más esplendor al atuendo de los judíos, que se reflejaba en el brillo de los cascos de metal y el vaivén de sus plumeros, que le daban una vistosidad especial cuando eran mecidos al viento mientras que el judío redoblaba o hacía sonar su caja con el toque de calle o procesión. Los coliblancos y colinegros echaron las cajas hasta que dio comienzo la estación de penitencia de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Huerto y Señor San Diego.
Ambas colas procesionaron con la cofradía del Miércoles Santo, que desde algo después de las 19.00 de la tarde daba comienzo a su desfile procesional cuando las imágenes de San Diego de Alcalá y Nuestro Padre Jesús del Huerto mecido al compás de una saeta cruzaban el dintel de la iglesia conventual de San Francisco.
En esta ocasión la imagen de Nuestro Padre Jesús del Huerto fue acompañada por la actual parlamentaria electa y consejera en funciones de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, la baenense María Jesús Serrano, que realizó la estación de penitencia acompañando a la imagen titular de la cofradía y portando uno de los trajes más típicos de nuestra Semana Mayor, el Trajecillo Blanco, que consta de pantalón negro, camisa blanca, falda abierta y frontil con manguilla goyesca.
La Centuria Romana de los Mohínos marcaba el paso tras la imagen del franciscano San Diego de Alcalá, que al llegar a la Plaza de la Constitución realizó una parada como viene siendo habitual desde hace unos años mientras la Hermandad de los Apóstoles realizaba el abrazo y el prendimiento de Jesús del Huerto.
En ese momento la turba de judíos de la cola negra abandonaba el desfile procesional según acuerdo tomado entre los bastones de la Cola Negra y la cofradía del Miércoles Santo para mayor lucimiento y fluidez del desfile, ya que procesionan unos 3.000 judíos y en esta cofradía la turba colinegra participa como invitada.
Cientos de fieles se apiñaban en la Muralla para ver a la imagen de Jesús de la Ventana acompañado de la Agrupación Musical del pueblo jienense de Ibros, que puso la nota musical, siendo muy aplaudida al paso del señor por las calles de la localidad.
Como viene siendo tradicional, los hermanos del Cristo de los Azotes, conocidos popularmente como los berengenos, encendieron bengalas a la altura de la Muralla, en la calle Amador de los Ríos. La imagen de Nuestra Señora de los Dolores puso el broche final al desfile del Miércoles Santo baenense, siendo acompañada por el hermano mayor de la Cofradía, Raúl Peña, y el nuevo cuadrillero de la hermandad, José Antonio del Valle, que se estrenaba en el cargo.
Entre las novedades más importantes que presentó esta cofradía destacaba la restauración del Santísimo Cristo de los Azotes, un trabajo de la licenciada en Bellas Artes Ana Infante, que tiene ubicado su taller en la localidad vecina de Luque.
CARLOS BERNAL / BAENA DIGITAL