Patriota era, y patriota soy. La Casa de la Cultura de Baena acogió el viernes la puesta de largo del último libro de Arcángel Bedmar, la historia de Manuel Hernández González, cabo de la Guardia Civil en Albendín en 1936. Las páginas confidenciales de este personaje -que padeció las penalidades de varios años en la cárcel- centran el trabajo del lucentino, que defendió el valor de la memoria y el trabajo de los historiadores, "centros de la ira de los partidarios del olvido".
Bedmar sostuvo durante su ponencia que la causa de la Guerra Civil, contexto histórico de su relato, fue un golpe de estado contra un sistema democrático. El historiador describió la situación de Baena durante ese tiempo, caracterizada por un clima social tenso en la época del Frente Popular, con unas cifras muy elevadas de paro, inestabilidad en el campo y movilizaciones de trabajadores.
A pesar de la inestabilidad de la época, el historiador mantiene que las democracias de los años 20 y 30 fueron "inestables en toda Europa", por ello aseguró que la República resultó "todo lo democrática que podía ser en ese tiempo".
Sobre el protagonista de su historia, el licenciado en Historia Contemporánea aseguró que "Manuel Hernández se jugó la vida por salvar la de otros". Casi 80 años después, el historiador afirma que Hernández fue un "privilegiado" por ser procesado y no ser castigado con el fusilamiento. Y es que esta historia, de un "valor histórico extraordinario", muestra la valía, el hambre, la injusticia o el hacinamiento vivido por el cabo en las distintas cárceles en las que estuvo interno durante seis años.
Al igual que Bedmar, Luis Naranjo habló de pasar "de la memoria de las batallas a la batalla por la memoria". El director general de Memoria Democrática aseguró que los "tópicos del Franquismo siguen estando en la memoria colectiva", de ahí que insistiera en "luchar para que la verdad se difunda y se conozca" y conseguir una "construcción colectiva de la verdad".
Naranjo reconoció que siempre hay subjetividad en el trabajo de los historiadores, pero manifestó que este componente personal "no está reñido con la honestidad y la riqueza metodológica" que emplean en sus investigaciones autores como Bedmar. Para dar a conocer el trabajo de los historiadores, el director de Memoria Democrática cree importante "que la memoria entre en el prime time y la gente se entere de lo que pasó".
Aunque reconoció que "el compromiso de la memoria te quita votos", Luis Naranjo dio a conocer el proyecto de ley aprobado el pasado martes en el Consejo de Gobierno Andaluz, "una herramienta potentísima" que incluye un censo oficial de víctimas, habilita a la Junta para que pueda personarse en los procesos judiciales y actúe de oficio para retirar simbología franquista o la inclusión en los colegios de contenidos y materias de memoria.
Por último, el alcalde, Jesús Rojano, agradeció el "entusiasmo e interés" del Bedmar por intentar conocer la historia de Baena, algo que el autor ya demostró en 2008 con su obra Baena roja y negra. Guerra civil y represión (1936-1943). En este sentido, Rojano destacó la importancia de "conocer la historia real de lo que Baena ha sido y lo que Baena ha vivido".
Bedmar sostuvo durante su ponencia que la causa de la Guerra Civil, contexto histórico de su relato, fue un golpe de estado contra un sistema democrático. El historiador describió la situación de Baena durante ese tiempo, caracterizada por un clima social tenso en la época del Frente Popular, con unas cifras muy elevadas de paro, inestabilidad en el campo y movilizaciones de trabajadores.
A pesar de la inestabilidad de la época, el historiador mantiene que las democracias de los años 20 y 30 fueron "inestables en toda Europa", por ello aseguró que la República resultó "todo lo democrática que podía ser en ese tiempo".
Sobre el protagonista de su historia, el licenciado en Historia Contemporánea aseguró que "Manuel Hernández se jugó la vida por salvar la de otros". Casi 80 años después, el historiador afirma que Hernández fue un "privilegiado" por ser procesado y no ser castigado con el fusilamiento. Y es que esta historia, de un "valor histórico extraordinario", muestra la valía, el hambre, la injusticia o el hacinamiento vivido por el cabo en las distintas cárceles en las que estuvo interno durante seis años.
Al igual que Bedmar, Luis Naranjo habló de pasar "de la memoria de las batallas a la batalla por la memoria". El director general de Memoria Democrática aseguró que los "tópicos del Franquismo siguen estando en la memoria colectiva", de ahí que insistiera en "luchar para que la verdad se difunda y se conozca" y conseguir una "construcción colectiva de la verdad".
Naranjo reconoció que siempre hay subjetividad en el trabajo de los historiadores, pero manifestó que este componente personal "no está reñido con la honestidad y la riqueza metodológica" que emplean en sus investigaciones autores como Bedmar. Para dar a conocer el trabajo de los historiadores, el director de Memoria Democrática cree importante "que la memoria entre en el prime time y la gente se entere de lo que pasó".
Aunque reconoció que "el compromiso de la memoria te quita votos", Luis Naranjo dio a conocer el proyecto de ley aprobado el pasado martes en el Consejo de Gobierno Andaluz, "una herramienta potentísima" que incluye un censo oficial de víctimas, habilita a la Junta para que pueda personarse en los procesos judiciales y actúe de oficio para retirar simbología franquista o la inclusión en los colegios de contenidos y materias de memoria.
Por último, el alcalde, Jesús Rojano, agradeció el "entusiasmo e interés" del Bedmar por intentar conocer la historia de Baena, algo que el autor ya demostró en 2008 con su obra Baena roja y negra. Guerra civil y represión (1936-1943). En este sentido, Rojano destacó la importancia de "conocer la historia real de lo que Baena ha sido y lo que Baena ha vivido".
REDACCIÓN / BAENA DIGITAL
