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… Y el tren pasó

Don Manuel Azaña, uno de los más preclaros intelectuales españoles del siglo XX, escribió sobre la política que “nada estrecha tanto la mente, apaga la imaginación y esteriliza tanto el espíritu como la política activa y el gobierno”, lo que no es de aplicación en general ni en la Baena actual, porque para ello debería haber una base de partida que no existe dada la evanescente vacuidad de muchos de nuestros representantes políticos que han arrebatado a nuestras instituciones y al Ayuntamiento de Baena su referencia sociológica de “ultima ratio” de gobierno y confianza, dejando huérfana de liderazgo a una sociedad tan carente de guías y tan poco estructurada como sobrada de báculos y otros oropeles, máxime en estos tiempos de zozobra en los que es más necesaria que nunca la probidad intelectual y moral de los que la representan, y no solo en la política.

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Baena a la deriva, y a mayor abundamiento parece como si no comprendieran que la transparencia y el comportamiento ético-estético es la mayor exigencia de una sociedad hastiada de malos profesionales de la política en numerosos casos sin retorno laboral, aunque se amañen currículos, que pasan cuatro años contando votos y ordeñando las flácidas ubres del poder.

¡Craso error! Puede que no les salgan las cuentas por tanto contar sin haber aprendido la primera cartilla de la política; servicio, generosidad, honestidad, capacidad y al menos no confundir a Marx, Engels, Bernstein, James, La Salle, Galbraith o Keynes con exóticos futbolistas centroeuropeos.

Han cultivado, que es más importante para hacer carrera, el hábil manejo del producto por excelencia de Albacete y el vasallaje que el bien común.

La sensación de desgobierno tras el ilegal y fallido pacto PSOE-IUCA, la desconcertante trayectoria del PP, el incumplimiento programático, el evitable retroceso de décadas de Baena, ya serían suficientes argumentos.

Pero, sobre todo, y esto es lo más grave, el colosal despilfarro de la compleja e ingente herencia recibida permiten colegir que podríamos estar en presencia del “cuatrienio negro” de la democracia baenense y así sería recordado este aciago periodo 2011-2015.

A título de ejemplo de lo anterior, describiré la triste realidad de BaenaCultura y de su principal exponente: Torreparedones. Recuerdo que BaenaCultura es la puesta en valor de nuestros recursos históricos, culturales, monumentales, urbanísticos, tradicionales, humanos, y singularmente arqueológicos, para transformarlos en una industria turístico-cultural capaz de generar ilusión, riqueza y empleo a corto, medio y largo plazo.

Es nuestro “petróleo” pero más limpio y bello, y junto con el olivar, hay que sustentar el presente y el futuro. Puede, por lo que se ve, que se intente hacer fracasar el proyecto por iniquidad e ineptitud y así devaluar su transcendencia para que pase inadvertida su manipulación como moneda de cambio al servicio de intereses espurios. El problema es que todos callan.

Aunque me sería más cómodo, no puedo ni quiero ser cómplice con mi silencio, pues me considero responsabilizado y legitimado hasta que las urnas hablen de nuevo. Me permito hacer una llamada por última vez a la conciencia cívica de mis paisanos. La situación de BaenaCultura en el momento presente es:

a) BaenaCultura, en estos tres años, se reduce a un edificio en Albendín megalómano, mayor que el teatro Liceo, de difícil gestión, en lugar de poner en valor el yacimiento del cerro de Los Molinillos, que daría prestigio y empleo. Y en Baena, la urbanización de dos calles ajenas a los objetivos del proyecto, amén de los gastos de propaganda y de gestión, encomendada ésta a una empresa granadina creada “ad-hoc” desplazando a Adegua, que había hecho un excepcional trabajo en el Baniana I.

b) Los recursos económicos con los que se ha contado desde junio de 2011 eran suficientes para un impulso cuasi definitivo. 9,6 millones de euros de Europa del proyecto Baniana II y 4,5 millones de euros del Ministerio de Fomento, además de programas y fondos sociales de empleo de la Junta de Andalucía, del Estado y de la Unión Europea.

c) A estas alturas, tristemente, se puede asegurar que de los fondos del proyecto Baniana II se dejarán de invertir entre el 70 y el 80 por ciento (unos 7 u 8 millones de euros). Mi afirmación quedaría desmentida con la publicación de las Órdenes de Pago con cargo al proyecto Baniana II.

Desde el primer día de mandato, BaenaCultura solo ha servido para fotos y propaganda sin contenido, frustrando las muchas expectativas que había despertado en la población en general y en investigadores de altísima cualificación y muy comprometidos.

Si bien es verdad que hay que cofinanciar el 20 por ciento con recursos municipales, estos aproximadamente 450.000 euros/año hubieran sido obtenidos sobradamente con cuatro medidas coherentes con el apoyo mayoritario de los electores, aunque no exentas de polémica. A saber:
  1. Ajustes en personal, con un convenio razonable con publicidad y legalidad y una Relación de Puestos de Trabajo RPT) libre de influencias partidarias y personales, sin incrementar la plantilla municipal por tortuosas vías.
  2. Privatizando los aparcamientos subterráneos y en superficie, garantizando los empleos.
  3. Saliendo de un consorcio que no se necesita y cuyo servicio se puede prestar con un presupuesto infinitamente menor.
  4. Prescindiendo de gastos superfluos.
Con estas medidas, el ahorro aproximado sería de, al menos, 650.000 euros/año, lo que implica que BaenaCultura y la políticas sociales estarían garantizadas.

d) Esta es la situación en la que están piezas heredadas y fundamentales del proyecto que ya deberían haber finalizado. No aludo a otras que hace años forman parte del acervo del modelo.
  1. Centro de interpretación de Torreparedones: con proyecto y financiación desde 2010 y aún no ha concluido.
  2. Castillo de Baena: 4 millones de euros de subvención del Ministerio de Fomento en 2010. José María Verdú Valencia, a la sazón director general de Patrimonio, merece nuestra gratitud pues, sin su colaboración, el castillo de Baena no hubiera conseguido su restauración posiblemente durante muchas décadas. El retraso de un año y medio es excesivo y su finalización, es decir, la tercera fase, no está garantizada.
  3. Cueva del Yeso: José Antonio Mora y su ingente trabajo han permitido, con la ayuda y buena gestión burocrática de José Tarifa, que la cueva fuese municipal y que el informe del CSIC fuese favorable en 2010, aunque ciertamente, dadas las circunstancias sobrevenidas, esperábamos que este atractivo turístico estuviese ya visitable.
  4. Yacimientos del Cerro del Molinillo y de Iponuba: no se ha avanzado absolutamente nada desde mayo de 2011, cuando los propietarios mostraron su disposición para vender a precios razonables. No sé si se ha renunciado a poner en valor estos dos excepcionales yacimientos arqueológicos.
  5. Centro de día de la tercera edad: prácticamente acabado en 2011, hubiera sido imposible su construcción sin el tesón de nuestra paisana Silvia Cañero.
  6. Torreparedones: es el paradigma del fracaso de la política y de la sociedad de Baena. Con recursos económicos sobrados, el yacimiento hoy presenta un estado más decadente que hace años, pues todo se deteriora cuando no se conserva. Pequeñas actuaciones con empresas foráneas y alguna que otra excavación obligadas por planes de empleo simulan dar vida a un proyecto en el que se deja pasar, sin inmutarse, su mayor oportunidad a pesar del ímprobo y excelente trabajo de los científicos y técnicos que asisten impotentes a esta debacle.

Un preocupante asunto deben conocer los baenenses, porque es muy grave para el futuro de Baena. Invito al lector a que conozca el artículo intitulado Convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Castro del Río y el Ayuntamiento de Baena publicado en abril del presente año en el periódico mensual Castro de Río Siglo XXI.

En el citado artículo, sin ninguna contraprestación, se plantea un convenio remitido al Ayuntamiento de Baena –pero que, según parece, nadie conoce salvo quienes lo hayan recibido- en el que se recogen una serie de condiciones que, en el hipotético caso de su cumplimiento, supondría la entrega del yacimiento, pues se trata de, entre otras muchas, demoler el vallado para que se pueda acceder desde la localidad vecina a través de la necrópolis, en un trayecto que no superaría los 6 kilómetros, frente a los 20 kilómetros que hay desde Baena.

En 2012, ¡una delegación del Ayuntamiento de Baena! junto con otra del Ayuntamiento de Castro del Río, negociaron con el propietario de la finca Paredones un trazado al que este se negó, obligando a buscar alternativas que ahora pasan por el término de Baena con la aquiescencia de nuestro Ayuntamiento.

Según las actuaciones llevadas a cabo y el convenio publicado, las consecuencias serían demoledoras para el comercio y la hostelería de nuestra localidad, puesto que el turismo de Torreparedones no entraría ni pasaría por Baena.

Así mismo, siguiendo el citado convenio, el Ayuntamiento de Baena se compromete a ceder piezas arqueológicas ya existentes encontradas en Torreparedones, siendo de titularidad del municipio vecino las piezas que se descubran en las actuaciones financiadas por él, con independencia de la titularidad de los terrenos del yacimiento.

Hay otras muchas cláusulas entre las que destaco que, a partir de la formalización del convenio, Torreparedones ya no será un yacimiento de Baena, sino que pasará oficialmente a ser de Baena y Castro del Río.

Lo anteriormente expuesto no obliga a ninguna contraprestación económica ni de otro tipo a la otra parte, por lo que considero que este convenio augura una confrontación entre dos municipios que deben y pueden colaborar en los beneficios del futuro Torreparedones.

Por ilegal y porque Baena ha invertido millones de euros y 12 años de trabajo, no sería admisible ningún acuerdo en los términos que se propone. Debe prevalecer la generosidad, la visión a largo plazo y el sentido común. No es de recibo el secretismo del Ayuntamiento de Baena en tanto que en Castro del Río se publica en los medios.

Los máximos responsables locales de este desatino –pues nuestros vecinos hacen bien en intentarlo-, que se viene gestando desde 2012, tendrán que dar explicaciones porque no hay que olvidar que Castro del Río tuvo ocho años para comprar los terrenos del yacimiento pertenecientes a su término municipal con gobiernos de distintas siglas a los que alenté para que actuaran a tiempo.

Ahora ha cambiado todo: Torreparedones ya es una joya arqueológica que pertenece a Andalucía, a España y al mundo, pero patrimonialmente es de Baena y, por tanto, habrá que llegar a una alianza, beneficiosa para ambas partes, que contemple las circunstancias actuales.

Ya escribí, hace un año, alertando de lo que nos jugábamos en BaenaCultura en el artículo El último tren, publicado en este mismo periódico digital. Y el tren pasó, dejando a la gente tirada en los andenes, mientras los que sabían hora y día de llegada ocuparon todos los vagones.

Solo la precoz aprobación del nuevo presupuesto o una urgente modificación presupuestaria de crédito podría salvar una parte de los muebles del naufragio, nutriéndose esta de las tres partidas citadas y de cuantas fuesen necesarias para contraer gasto por el 20 por ciento de 4 o 5 millones de euros de los fondos de Baniana II y, de esta forma, no desinvertir los 7 u 8 millones de euros que se van a perder, contratando la cantidad propuesta en Torreparedones y en los otros yacimientos arqueológicos antes de que, a final de mandato, Europa retire no solo los recursos sino la confianza por incapacidad y nunca más volvamos a tener ayudas FEDER.

Conozco bien la dificultad de esta propuesta, pero la situación es desesperada. Perderemos el único proyecto de futuro, de ilusión colectiva y de generación de riqueza y de empleo que tenemos. Cuando el pueblo conozca los entresijos no olvidará.

Los grupos políticos tienen una grave responsabilidad por acción u omisión –obviamente, unos más que otros- pero también los representantes de la sociedad civil. Los baenenses y albendinenses se preguntarán, como en las Catilinarias: Quousque tandem abutere patientia nostra? Es decir, "¿hasta cuándo abusaréis de nuestra paciencia?".

LUIS MORENO CASTRO
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